sábado, 16 de abril de 2011

Garajonay, el paisaje de roca y flores

Parque nacional Garajonay, isla de La Gomera

Roque Agando, el mayor de la isla.

Uno de los elementos geológicos más importantes de la naturaleza canaria son los roques y uno de los enclaves más sobresalientes para observarlos es el parque nacional de Garajonay, en la isla de La Gomera. Allí se encuentra el Monumento Natural de Los Roques, donde se concentran un buen número de estas formaciones volcánicas de porte catedralicio.

Los Roques desde el mirador del Bailadero
Los roques son afloramientos de rocas ácidas (subvolcanes sálicos) que emergen su silueta afilada aportando un sello de identidad al paisaje gomero. En ocasiones estos afloramientos tienen su cima aplanada, con aspecto de tarta; son las llamadas fortalezas y también son características de la isla.

La Fortaleza desde mirador Igualero

Diseminados por la superficie insular gomera, en el extremo sureste del parque nacional parecen haberse puesto de acuerdo para concentrarse los más espectaculares y elevados. Están protegidos como Monumento Natural y son los roques Agando, Ojila y La Zarcita. El más imponente de todos es el Agando (1.251 m.). Observarlos es muy sencillo, basta con acceder al parque nacional desde el norte de la isla, bien desde Hermigua o bien desde la capital, San Sebastián de La Gomera. Diferentes miradores se encargan de mostrarlos en todo su esplendor a pie mismo de carretera.
Uno de estos miradores es el del Bailadero, en la parte alta del barranco de La Laja. Desde él parte una senda de baja dificultad y corta duración (30 minutos) que combina la panorámica sobre los roques con la posibilidad de apreciar el sello de identidad del parque nacional: la vegetación. Desde la xericidad apreciable en los barrancos del sur hasta el verdor de la laurisilva en las alturas de la isla, más prolífica en las orientaciones norte. También, muy cerca del inicio del sendero y en los límites con el bosque de lauráceas, un magnífico ejemplar de cedro canario.
Fuera del parque nacional existen roques interesantes como Pedro y Petra en Hermigua o los roques Cano y Blanco en Vallehermoso.


Flora rupícola

En la parte alta de la vertiente sur de la isla, justo al borde del límite del parque nacional se encuentra el mirador de la ermita de Igualero, camino del valle de Alajeró. Este mirador es el mejor lugar para contemplar la fortaleza de Chipude (Argodey; 1241 m.), que es sin duda la más imponente de cuantas existen en La Gomera. Cumple a la perfección su perfil de montaña con cima de “tarta” y es uno de los puntos más emblemáticos del Paisaje Protegido del Barranco de Orone. Comparte su origen de subvolcánico y su composición a base de rocas ácidas con los roques gomeros pero se diferencia, como comentaba al inicio, en la forma aplanada de su cima.

La Fortaleza de Chipude

Las paredes rocosas desnudas de roques y fortalezas suponen el habitat idóneo para las comunidades de flora rupícolas. Bejeques, verodes, cerrajas y otras plantas crasas crecen aferradas a la pared junto a otras flores y plantas que aprovechan las zonas de mayor o menor insolación según la orientación para sus intereses. Es el caso de los tajinastes azules, madroños, etc. Aparte de flores y arbustos, también tejos y cedros canarios.  En cualquier caso un buen número de endemismos florales canarios e insulares.


Tajinastes azules

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